Pongámonos en situación. Lo normal es que si una persona llamada por ejemplo Andres quisiera enviarle 1.000 dolares a otra persona llamada por ejemplo Juan, lo normal es que la operación se realizase a través de un banco. Ese banco actúa como intermediario de esa y otras muchas transacciones, centralizando de forma efectiva el movimiento de capital de un lado a otro.
Andres le pediría a su banco que retirara 1.000 dolares de su cuenta y los transfiriese a la cuenta de Juan: en apenas unas horas (dependiendo del banco, claro) ese banco habrá anotado en su cuenta la transacción, restando 1.000 dolares en su cuenta y comunicando al otro banco que debe añadir 1.000 dolares en la cuenta de Juan. Alguien en el banco de Juan (a estas alturas, ya sabemos que ese alguien es un programa informático) anotará que en la cuenta de Juan hay 1.000 dolares más procedentes de la cuenta bancaria de Andres.
Esa gestión no ha necesitado de un trasiego de billetes de un lado a otro, sino que simplemente ha habido uno o dos bancos que se han encargado de hacer que el dinero pase de uno a otro con un simple cambio en los balances de sus cuentas. Todo estupendo y fantástico, salvo por un problema:
Que ni Andres ni Juan tienen control alguno sobre el proceso, del que solo esos bancos tienen toda la información. Ambos dependen de esos bancos y de su forma de hacer las cosas para completar esa transacción. Están sujetos a sus condiciones (y a sus comisiones, por supuesto).
Es ahí donde la cadena de bloques marca diferencia, que básicamente elimina a los intermediarios, descentralizando toda la gestión. El control del proceso es de los usuarios, no de los bancos —seguimos hablando del dinero, pero el ejemplo es extrapolable a otros tipos de transacción—, y son ellos los que se convierten básicamente parte de un enorme banco con miles, millones de nodos, cada uno de los cuales se convierte en partícipe y gestor de los libros de cuenta del banco.
¿Qué es entonces la cadena de bloques? Pues un gigantesco libro de cuentas en los que los registros (los bloques) están enlazados y cifrados para proteger la seguridad y privacidad de las transacciones. Es, en otras palabras, una base de datos distribuida y segura (gracias al cifrado) que se puede aplicar a todo tipo de transacciones que no tienen por qué ser necesariamente económicas.
Esa cadena de bloques tiene un requisito importante: debe haber varios usuarios (nodos) que se encarguen de verificar esas transacciones para validarlas y que así el bloque correspondiente a esa transacción (en cada bloque hay un gran número de transacciones que eso sí, es variable) se registre en ese gigantesco libro de cuentas.
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